martes, 8 de noviembre de 2016

martes, 13 de septiembre de 2016

En esta bibliografía he pretendido hacer una selección de obras de las que tengo conocimiento. No todos los libros hablan de educación o del sistema educativo. Así, hay libros dirigidos a profesores de carácter técnico o de consulta como el Diccionario de Ciencias de la Educación y La educación en España. Textos y documentos, otros de carácter más filosófico como los de Krishnamurti o el de Oakeshott. También los hay de actualidad como el de Carl Honoré o el de la Hiperpaternidad de Eva Millet. Incluyo bastantes textos que tratan acerca del declive de los sistemas educativos públicos en España y el resto de Occidente como los libros de Ricardo Moreno Castillo, el de Javier Orrico o los de Inger Enkvist y otros de carácter histórico como la obra de James Bowen. Así mismo incluyo textos que tratan acerca de lo niños y de su entorno. Por ejemplo, El drama del niño dotado es un clásico de la psicoterapia que, sin embargo, considero muy aprovechable para un conocimiento profundo de la infancia. En esta línea, casi más relacionado con la psicología, está el libro de Laura Rojas Marcos y también, en una línea parecida está Comunicación no violenta de Marshall Rosenberg. Si los incluyo es porque me parecen de carácter transversal y me ayudan y orientan en mi trabajo diario. En resumen, no quiero ceñirme tan solo a la problemática de los sistemas educativos o a la filosofía de la educación, sino también a todo lo relacionado con la infancia, lo que la rodea y las necesidades de los niños. Vayan de antemano las disculpas si alguien echa de menos algún título, pero esta es una lista muy personal y por tanto subjetiva, orientado a un enfoque no romanticista que aspira a fusionar la educación basada en contenidos con el bienestar de los niños y huye de la falacia que liga el trabajo serio con las restricciones, el dirigismo y el autoritarismo y lo opone a la felicidad y la educación integral del niño. En relación a esto último, se pueden encontrar títulos que defienden una educación alternativa a la actual, y que además lo hacen con un espíritu constructivo como son las obras de Rebeca Wild o del ya citado Krishnamurti. Las obras recomendadas aparecerán al final con una (P) si están orientados y recomendados para profesores, con una (F) si creo que pueden ser útiles para las familias o con (PF) si considero que la obra será de utilidad para ambos.

BOWEN, JAMES. Historia de la educación occidental (3 volúmenes). Herder. Barcelona  1976 (V1) 1979 (V2) y 1985 (V3) (P)

BUEB, BERNHARD. Elogio de la disciplina. Un texto polémico. CEAC. Barcelona 2007 (P)

DE LA VEGA, LUIS JAVIER. El poder educativo de los clásicos. Ciudadela libros. Madrid 2009 (P)

ENKVIST, INGER. Repensar la educación. Ediciones Internacionales Universitarias. Madrid 2006 (P)
- La buena y la mala educación. Ejemplos internacionales. Encuentro. Madrid 2011 (P)
- Educación. Guía para perplejos. Encuentro. Madrid 2014 (PF)
- Educación, Educación, Educación. Aprender de las reformas escolares inglesas. Consejería de educación de la Comunidad de Madrid. Madrid 2006 (P)

GARCIA RUÍZ, MARIA JOSÉ. Estudio comparativo de la educación: Finlandia y Comunidad de Madrid. Análisis y recomendaciones. Consejería de educación de la Comunidad de Madrid. Madrid 2006 (P)

HIRSCH, ERIC D. La escuela que necesitamos. Encuentro. Madrid 2012 (P)

HONORÉ, CARL. Bajo presión. Cómo educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente. RBA. Barcelona 2008 (F)

KASHTAN, INBAL. Ser padres desde el corazón. Compartir los regalos de la compasión, la conexión y la elección. Barcelona 2014 (F)

KRISHNAMURTI, JIDDU. Educar en la inteligencia. Los principios del aprender. Obelisco. Bacelona 2016 (P)
- Aprender es vivir. Cartas a las escuelas. Gaia. Madrid 2008 (P)
- Sobre la educación. Kairós. Barcelona 2009 (P)

L’ECUYER, CATHERINE. Educar en el asombro. Plataforma editorial. Barcelona 2012 (PF)
- Educar en la realidad. Plataforma editorial. Barcelona 2015 (PF)

MELGAREJO, XABIER. Gracias, Finlandia. Qué podemos aprender del sistema educativo de más éxito. Plataforma editorial. Barcelona 2013 (P)

MILLER, ALICE. El drama del niño dotado. Tusquets. Barcelona 1998 (PF)

MILLET, EVA. Hiperpaternidad. Del modelo “mueble” al modelo “altar. Consecuencias de la paternidad helicóptero. Plataforma editorial. Barcelona 2016 (F)

MORENO CASTILLO, RICARDO. Panfleto antipedagógico. Leqtor. Barcelona 2006 (P)
- La conjura de los ignorantes. De cómo los pedagogos han destruido la enseñanza. Pasos perdidos Barcelona 2016 (P)

ORRICO, JAVIER. La enseñanza destruida. Huerga y Fierro editores. Madrid 2005 (P)

RABASA, BEATRIZ. El profesor quemado. Redactors i Editors. Valencia 2007 (P)

ROJAS-MARCOS, LAURA. La familia. De relaciones tóxicas a relaciones sanas. Grijalbo. Barcelona 2014 (F)

ROYO, ALBERTO. Contra la nueva educación. Por una enseñanza basada en el conocimiento. Plataforma editorial. Barcelona 2016 (PF)

SAVATER, FERNANDO. El valor de educar. Ariel. Barcelona 1997 (PF)

SIEGEL, DANIEL J. y HARTZELL, MARY. Ser padres conscientes. La llave. Barcelona 2005 (F)

OAKESHOTT, MICHAEL. La voz del aprendizaje liberal. Katz editores. Madrid 2009 (P)

ROSENBERG, MARSHALL. Comunicación no violenta. Gran Aldea Editores. Buenos Aires 2006 (PF)

VARGAS LLOSA, MARIO. La civilización del espectáculo. Alfaguara. Madrid 2012 (PF)
- Elogio de la educación. Taurus. Barcelona 2015 (P)

WILD, REBECA. Educar para ser. Herder. Barcelona 2011 (P)
- Libertad y límites. Amor y respeto. Herder. Barcelona 2006 (PF)

VV.AA. Diccionario de ciencias de la educación. CCS. Madrid 2009 (P)

VV.AA. La educación en los tiempos modernos. Textos y documentos. ACTAS. Madrid 1996 (P)

VV.AA. La educación en España. Textos y documentos. ACTAS. Madrid 1996 (P)


martes, 6 de septiembre de 2016

¿Se terminó el trabajo de enseñar idiomas?

Nos dicen que aprender idiomas es el futuro pero... ¿Y si no fuera cierto? ¿Y si de repente se soluciona un problema de manera inmediata con maravillas como esta?

domingo, 15 de mayo de 2016

El teléfono móvil o «tonto» vuelve a estar de moda (ABC)

Los beneficios de la tecnología son indudables, pero hay que usarla con cabeza y moderación. Para los que venimos pensando desde hace tiempo que los niños en particular están saturados de tecnología, esta es una buena noticia. Al menos hay una capa de población lo suficientemente significativa que "toma conciencia". Lee la noticia aquí La misma noticia pero más completa y en inglés en la web de la BBC aquí.

sábado, 7 de mayo de 2016

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO (Mario Vargas Llosa)


Me recuerdo allá por el año 2007 viendo la película de La Reina, protagonizada por Hellen Mirren, como buen fan de la cultura british, cuando una de las escenas me hizo pensar en el camino que las sociedades occidentales en general han tomado. Me explico.
Pasada ligeramente la primera hora de película, el asesor de Tony Blair (recuerdo que la película trata de los días posteriores a la muerte de Diana de Gales) muestra una portada de un periódico demoledora contra la Reina: Show us you care (muéstrenos que le importa). En aquellos días, en los que la popularidad (maldita palabra) de la familia real al completo decaía a marchas forzadas, lo que le gente quería ver era alguna lágrima de la Reina o alguna señal de que les importaba la muerte de Lady Di, cosa altamente probable aunque sólo sea porque sus nietos se quedaron sin madre. Pero vivimos en la sociedad del espectáculo, donde al personaje público (si, así lo llaman) se le piden grandes alharacas y gestos, y donde el recogimiento o el respeto priman a la baja. Lo que entenderíamos con cualquier amigo o familiar cercano,  no lo pasamos con los personajes populares. Y cómo no iba a existir gente dispuesta a pagar el peaje, es decir, gente “popular” dispuesta a conectar con “el pueblo” mostrando todas las vergüenzas y orgullos mientras la plebe aplaude con as orejas a la vez que rellena el tiempo de ocio. Esto es, precisamente la sociedad del espectáculo. Prohibido aburrirse. Nada mejor que irse a la cama pensando que en nuestro ocio hemos disfrutado, a costa de quién sea y de lo que sea mientras nos creemos mejor que los demás, más legitimados y más informados, aunque no lleguemos ni a rozar lo que es ser una persona culta, informada, respetuosa, prudente o humilde.

Este ensayo de Vargas Llosa salió a la venta hace ya cuatro años (2012), y trata el tema transversalmente a través de la religión, la política, el erotismo, la cultura o la sociedad occidental. Dentro de todo ello, claro está, entra un pilar fundamental de Occidente: La educación. En cuanto a esta última, el mayor error ha sido vaciarla de contenidos y saturarla de “innovaciones” o tecnificarla, olvidando nuestra tradición cultural y fomentando la igualdad por abajo. Pero ese será tema de otro artículo próximamente.

Si bien la civilización del espectáculo llega a todos los rincones, hay matices, aunque como mínimo común denominador podríamos decir que las consecuencias de este clima generalizado de apariencia y efectismo son la pérdida de referentes y la frivolización de temas muy serios. Así, a la vez que Occidente se avergüenza de su pasado en nombre de una multicuturalidad mal entendida, aquello que denominábamos cultura ya no existe como tal en nombre de su “democratización”, pues no todo el mundo va a leer a Tolstoi, Zola o Hemingway. Basta con buscar en  ese ungüento amarillo que es Internet alguna monografía o reseña y nos tomamos un chupito rápido. Ya somos más cultos que ayer pero menos que mañana. Frivolizamos también con la religión, o mejor dicho, con las creencias religiosas de las personas ignorando la parte espiritual necesaria vivida o no como catolicismo, judaísmo o el Islam, por citar sólo los monoteísmos. De erotísmo, no hace falta decir mucho, porque lo que prima es enseñar más que insinuar, de lo contrario no hay espectáculo. Y de la política mejor ni hablo porque ahí tenemos los partidos que tenemos en España, no siendo mucho mejores los casos de otros países. Sí que señalo que lo de halagar las vanidades del elector es condición sine qua non para triunfar, pero como veníamos diciendo, no alcanzan los números para contar a los voluntarios. Y es que, para algunos, dar espectáculo es un modo de vida.

El ensayo de Vargas Llosa nos deja para irnos a la cama y tomarnos algo contra el dolor de cabeza proveniente de tanto drama, pero qué le vamos a hacer, la vida es dura. De hecho, es terrible. Por lo demás, cada pequeño ensayo viene acompañado de un artículo pretérito escrito en El País, de los que se disfruta como corresponde al estilo de todo un Premio Nobel de literatura. Un libro de esos que te sitúan aunque creas que te encuentres en mitad del océano. Merece la pena.

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO
Mario Vargas Llosa
Alfaguara (2012)
227 Páginas.

domingo, 24 de abril de 2016

HIPERPATERNIDAD (Eva Millet)


La hiperpaternidad es un fenómeno tan de nuestros días como la alglosajonización de nuestra lengua poniendo a la tecnología como excusa (Smartphone, tweet…). Antes de entrar a definirlo hay que decir que hace falta que se hable de ello para que se sea consciente de lo que está pasando y del daño que podemos causar a los niños.

En el libro que reseño hoy, se nos pone ante un fresco preocupante a través de una mirada periodística. Es un libro fundamentalmente para los padres, pero yo lo considero muy útil para que el profesional de la educación que trata diariamente con los padres y sus miedos (después de leerlo diré que el miedo es la causa de la hiperpaternidad).

La hiperpaternidad es el fenómeno por el cual no dejamos que nuestros hijos arriesguen, jueguen libremente, se organicen, elijan, se equivoquen, suspendan o se pongan malos. Es algo que pretende controlar  -por miedo- la vida del niño desde que se acuesta hasta que se levanta, a veces mediante una hiperexigencia que consiste en llenar las agendas con actividades extraescolares –siempre mejor que bajar a la insegura calle a jugar al fútbol- o haciendo los deberes por ellos, otras veces organizándolos incluso el tiempo de ocio o tratando de elegir a sus amigos por ellos. Bien, todo esto son sólo ejemplos. Por simplificar, mediante la hiperpaternidad, provocamos que toda nuestra vida orbite alrededor del niño. Algo abrumador y destructivo para ellos.

La periodista –y madre- Eva Millet pone de manifiesto las consecuencias de este modelo de paternidad –si es que existen modelos de paternidad- consistentes en la obtención de niños inseguros cuando lo que se pretendía enseñar a los mismos era que nos miraran a nosotros cómo nos hacíamos cargo de sus responsabilidades sin equivocarnos. Y es que aquí debemos subrayar, y nunca lo haremos lo suficiente, que aprendemos a no equivocarnos equivocándonos nosotros, no viendo cómo otros no se equivocan. Nos gustaría que nuestros hijos no pasaran las vicisitudes que nosotros tuvimos que pasar para aprender, pero la providencia ha querido que aprendamos a martillazos. Por tanto el único mensaje que enviamos a nuestros hijos cuando nos hacemos cargo de sus responsabilidades (organizar su mochila, hacer sus deberes u organizarles hasta al último minuto de su tiempo) es que ellos lo hacen peor que nosotros. Y digo más, no es necesario ir muy lejos para entender que no siempre podremos estar a su lado ara protegerles, por tanto la hora de tomar decisiones llegará tarde o temprano. Lo que debemos preguntarnos es si queremos un adulto inseguro o alguien capaz de tomar decisiones y de asumir consecuencias cuando las decisiones que se toman sean errónea (lo siento pero se aprende así).

Recomendaría este breve libro de Eva Millet especialmente para hacer una pausa y observar nuestros miedos parándonos en nuestra agitación diaria en este –dicen- incierto mundo, aunque la manera de criar hijos sanos y adultos responsables siempre ha sido la misma.

HIPERPATERNIDAD
Eva Millet
Plataforma Actual (2016)
165 Páginas

jueves, 31 de marzo de 2016

APRENDER NO SIEMPRE ES PLACENTERO, PERO PUEDE LLEVARNOS A CAMINOS NUNCA ANTES IMAGINADOS.



Tenía en mente esta inolvidable escena de Karate Kid (1984) en la que el protagonista Daniel Larusso renuncia a ser enseñado por su sensei (el incónico Señor Miyagi) al no ver utilidad inmediata (otra vez la tiranía de resultado inmediato o cortoplacista) alguna en ninguna de sus "lecciones". Al poner estos conocimientos en practica es cuando se produce la magia y la comprensión profunda lo que lleva al discípulo a una motivación mayor si cabe para aprender, amen de verse reforzado el vínculo maestro-discípulo con una -a partir de aquí ya incuestionabe- confianza ciega mutua. No hay más que ver cómo se marcha Daniel "haciendo los deberes" camino de su casa. Lamento no haberlo podido encontrar en español pero la escena no tiene precio.


sábado, 20 de febrero de 2016

¿QUIERE QUE SUS HIJOS TENGAN ÉXITO? DÉJELOS FRACASAR PRIMERO

Interersante noticia en el diario "El Mundo" que tiene todo que ver con mi último artículo. http://www.elmundo.es/salud/2016/02/20/56c6e7eb268e3e1c7f8b4599.html

ELOGIO DEL FRACASO

Para quien indague un poco acerca de cuáles son los fines de la educación, puede ser relativamente fácil llegar a la conclusión de que lo que queremos son individuos “felices”. A fin de cuentas… ¿Qué otra cosa deberíamos buscar en esta breve estancia por ese valle de lágrimas que llamamos vida? Sin embargo debo hacer algunas objeciones acerca de la felicidad y el éxito.

Cuando alguien responde que la felicidad es la meta primordial, está imponiendo un objetivo, un horizonte que perseguir, que alcanzar, y que saborear una vez llegado a él. El filósofo danés Soren Kierkegaard comentó una vez sobre la felicidad que era “una puerta que se abría hacia afuera, si uno la empuja, la cierra cada vez más”. El libro sagrado del Taoísmo, el Tao Te King, en uno de sus poemas dice “quien lo atrapa, lo pierde/ quien lo fuerza, lo estropea”. Creo que tanto Kierkegaard como Lao Tse, pueden hacer que nos demos cuenta de la posición egocéntrica desde la que vemos cuando hablamos de perseguir la felicidad.

VIVIR CON INTERÉS EN LO QUE HACEMOS, NO EN NOSOTROS MISMOS
No es posible romper con el paradigma del egocentrismo puesto que un paradigma no es tan sólo una visión de las cosas, sino las gafas con las que podemos ver esa visión. Se mira a través del paradigma. La única vía, llegados a este punto es romper ese paradigma, y para ello, se nos tiene que romper algo dentro de nosotros mismos. Es precisamente cuando enfrentamos nuestros peores temores, cuando nos podemos dar cuenta de lo bien o mal que los llegamos a calibrar desde nuestro paradigma pretérito, y esto sólo puede conseguirse de una manera: fracasando.

Perder y levantar acta de nuestra propia incapacidad e impotencia es una de las cosas más importantes nos van a ocurrir en la vida. Al romperse el paradigma egocéntrico por un periodo de tiempo concreto, vamos a tener la oportunidad para crecer y abandonar el interés en nosotros. Es entonces cuando estamos abiertos a crear, relacionarnos, aprender y entender la vida de una manera diferente. Es entonces cuando estamos abiertos a entender que el éxito y el fracaso, en tanto que relativos, son tan sólo pasos que nos llevan a nuestro destino, que por supuesto ignoramos. No sé si vendremos con un propósito vital o no, porque eso, deberíamos analizarlo al final de nuestros días. Hasta entonces, vivir (con aciertos y errores) debería ser el único propósito de la vida.

IMPOSIBLE DE ENSEÑAR, POSIBLE TRANSMITIRLO
He sido consciente de que hasta ahora he escrito fundamentalmente de grandes fracasos, es decir, aquellas catársis que marcan nuestra vida y nos reconducen hacia una nueva dirección. Considero que el éxito fundamental de la vida es vivir sin miedos. Una persona que tan solo persiga el éxito, evidentemente se está fraguando el temor a no conseguirlo. Y una persona que lo consigue, teme perderlo. El temor con esta visión de las cosas siempre está presente. La utilidad del fracaso es acabar con esos miedos, a lo que, paradógicamente, va unido una perdida en la intensidad de nuestros deseos. De repente, triunfar no es tan importante, y valoramos todo lo que ayer dábamos por sentado miramos el camino recorrido y no el que aun nos queda por recorrer.

Todas estas reacciones que se desencadenan tras un fracaso nos pasan prácticamente inadvertidas en el momento de vivirlas, por lo que únicamente podemos acercarnos a describirlas de forma individual con posterioridad. Son, por tanto, únicas, personales e intransferibles, y por eso mismo, imposibles de enseñar. No hay teoría ni descripción posible para experiencias que, acercándose las unas a las otras, son únicas. Nuestra mejor manera de que el otro a quien queremos ayudar pueda comprender a largo plazo los beneficios de su fracaso es acompañarle en sus vivencias. ¿Qué experimenta n niño que pierde un partido de fútbol? Sobre todo dolor en las primeras ocasiones si ha sido acostumbrado a la victoria, pero no deja de ser cierto que tras el transcurso de unas cuantas derrotas, ese dolor va desapareciendo, centrándose más en lo único que importa, jugar al fútbol. Cuando esto pasa el éxito llega por sí sólo. No me refiero al éxito que todos nos estamos imaginando, sino que hablo de éxito según nuestras capacidades. Es evidente que no todo el mundo puede ser Cristiano o Messi, ni siquiera todo el mundo es futbolista profesional. El éxito, así medido supone el dar el máximo de nuestras capacidades en el momento oportuno. Un buen entrenador (y un buen profesor) sería esa persona que ha fracasado y comprende al niño en sus fracasos, acompañándole en los momentos de dolor y haciéndolo consciente de que hoy es mejor y más completo que ayer gracias al fracaso, pues esa persona es la que debe señalarnos el motivo de nuestro fracaso. ¿O acaso no es cierto que se dice que de las derrotas se aprende mucho más que de las victorias?

SOBREVALORACIÓN DEL ÉXITO
En una sociedad que exprime el dogma consumista “tanto tienes tanto vales”, es lógico que “tener” sea sinónimo de éxito. Erich Fromm trató el tema en su libro “Del tener al ser”, pero el tema es tan viejo como la sociedad de consumo misma. Defiendo que consumir en sí no es malo siempre que se sea consciente de lo que se hace. En este contexto, la palabra “austeridad” (para mi, desechar todo aquello que no se necesita en busca de la sencillez) no suena tan mal como nos han hecho pensar. Pero no creo que sea posible defender una sencillez de la persona sin fracasar previamente, tanto más si en el fango en el que nadamos es una sociedad en la que se aplaude lo material y lo inmediato. Lo que hoy entendemos como éxito es una confusión histórica de la que aun no somos plenamente conscientes. Lo tenemos todo, pero no estamos aun preparados para manejarlo, es por eso mismo que necesitamos fracasar (ahora más que nunca) y ver la futilidad de nuestros postulados.
Quiero cerrar este artículo con en párrafo de un libro que me impresionó profundamente llamado “Yo soy eso” del gurú hindú Sri Nisargadatta Maharaj (Ed. Sirio). Espero que inspire:

Mientras creamos que necesitamos cosas que nos hagan felices creeremos también que en su ausencia debeos ser miserables. La mente siempre se moldea de acuerdo con sus creencias. De aquí la importancia de convencerse de que uno no necesita ser espoleado hacia la felicidad; de que al contrario,, el placer es una distracción y un fastidio pues crea la falsa convicción de qe necesitamos tener y hacer cosas para ser feliz cuando en realidad es justamente lo opuesto.

¿Pero por qué hablar de la felicidad siquiera? Usted no piensa en la felicidad excepto cuando es infeliz. Un hombre que dice “ahora soy feliz”, está entre dos aflicciones la pasada y la futura Esta felicidad es una mera excitación causada por el alivio de sufrimiento. La felicidad real es totalmente no consciente de sí misma. Se expresa mejor negativamente como: “No hay nada mal en mí, no tengo nada de qué preocuparme”.

FRANCISCO VIANA

sábado, 6 de febrero de 2016

POMPA Y CIRCUNSTANCIA (Ignacio Peyró)


El libro que reseño hoy no es un libro de educación. No se encontrarán en él teorías ni experiencias pedagógicas. Mi intención al ocuparme de este libro tiene que ver con mi labor como coordinador del proyecto bilingüe de un centro público. Me explico.

A menudo, y sin saber muchas veces por qué, celebramos como autenticas modas acontecimientos de países anglosajones en los que organizamos con los niños bailes, canciones y manualidades pero sin saber muchas veces el por qué. El caso más notable es (exacto) Halloween. Temo que hayamos llegado a un punto en el que estamos tan acostumbrados a hacerlo que hemos podido confundir el fin con los medios. 

Desde que me dedico a la enseñanza pública he celebrado unos cuantos Halloween, Día de San Patricio, Navidad versión abrumadoramente anglosajona y algún día de Acción de Gracias. Es perfectamente comprensible la crítica que se nos hace desde fuera de la escuela, porque estoy de acuerdo en que algunas de ellas son tradiciones que ni nos van ni nos vienen, mientras descuidamos nuestra cultura y tradiciones, en mi opinión por venir de una forma apabullante del Catolicismo, a su vez en crisis en esa parte del mundo que llamamos Occidente. Por un extraño complejo, si somos capaces de celebrar el patrón de Irlanda mientras muchos ignoran al Patrón de España. Curioso. 

Sin embargo, a veces es necesario volver atrás y recordar que la intención de las escuelas celebrando este tipo de festivales y tradiciones foráneas, no es (o no debería ser en ningún caso) sustituir o empequeñecer las tradiciones propias, sino abrir una puerta al alumno para conocer otra cultura, hecho imprescindible si se quieren estudiantes comprometidos, por el motivante hecho de enamorarse de otra cultura, con el aprendizaje y la práctica de un segundo idioma. ¿Cuántos de nosotros no habremos logrado aprender inglés porque nos encanta el Reino Unido, los Estados Unidos, Irlanda  cualquier otro país de habla inglesa? 

Conste además que en la defensa de mi argumentario hay base teórica, pues en los años 80, Michael Canale y Merril Swain, incluyeron la competencia socio-cultural como pieza imprescindible para ser competente comunicativamente en una lengua (Communicative Competence). Sin entrar más a fondo en el tema, mi recomendación será siempre tratar de enamorar y atraer al alumno hacia el aprendizaje del inglés (también) a través del conocimiento de la cultura de los países en los que se habla. La celebración de este tipo de acontecimientos que no tengan como horizonte esto, son en mi opinión una perfecta pérdida de tiempo y confunden (cuando no dañan) al alumno.

Sin embargo, la celebración de festivales foráneos en nuestras escuelas no es la única manera de entender y abrirse a otra cultura com es lógico. Qué menos qe viajar a ese país concreto, conocer su gastronomía, clima, gentes, paisajes, ciudades… No siendo siempre posible esto último, nos quedan los ibros, y el que hoy reseño, lo cnsidero un libro perfecto para abrirse a una cultura de un país- el Reino Unido- a través de sus hojs.
Si se están preguntando el por qué del Reno Unido, la respuesta es porque aparte de ser la Tierra Madre del idioma inglés, quien escribe esto está enamorado y fascinado or su cultura y tradiciones.

Para abrirse a la cultura del Reino Unido hay libros extraordinarios, y no hablo necesariamente de su literatura, extraordinariamente rica, sino de obras de historia como Londres, una biografía de Peter Akroyd o Historia de los pueblos de habla inglesa, del gran Churchill, y sin embargo, como l que nos ocupa aquí es lo que considero bueno para que un alumno de primaria se inicie en estas lides, propongo un diccionario que considero interesante para niños a partir de 5º de primaria. Entre sus ventajas –quizá la principal- está que se puede abrir por cualquier sitio y no es necesario seguir el hilo, ni siquiera ser constante, para leer este tocho de más de mil páginas. Como inconveniente, destaco que su lenguaje puede ser demasiado complejo para el restringido vocabulario de niños de estas edades, inconveniente al que podremos poner remedio y un adulto igualmente anglófilo nos guía y nos apoya en su lectura.

En Pompa y circunstancia podréis encontrar todo aquello que un alglófilo espera encontrar en un libro sobre la Gran Bretaña: El Old England Club, el Mini, la Reina Victoria, Lady Di, Harrods, Barbour, sus autobuses y taxis, su clima, su pésima gastronomía, Churchill, Bernard Shaw, Oscar Wilde, Jack el Destripador, Oxford y Cambridge, Aston Martin, la Union Jack, el Té, Burberry o el Parlamento británico. Y esto sólo es una pasada superficial al libro.

Así que ya sabéis, cuando vuestros hijos alcancen la edad adecuada, no está de más el clásico viajecito a Londres y lo demás –esperemos- vendrá solo. Aquí tenéis uno de esos libros para tener en casa, con el que pasar un rato entretenido de cuando en cuando, y lo más importante, gasolina para tener a estudiantes de inglés motivados. 

POMPA Y CIRCUNSTANCIA
Ignacio Peyró
Fórcola 2014
1062 Páginas

sábado, 16 de enero de 2016

Crítica de la educación crítica

Permítaseme el juego de palabras del título con la intención de desmitificar uno de los dogmas aparentemente indiscutibles e intocables del mundo educativo, porque la verdad es que ¿Quién puede oponerse a dar a los alumnos una educación que les dote de una capacidad de crítica como filtro al alud de información que nos rodea?
Busco en google “la educación ha de ser crítica” y me vienen más de diez millones de resultados en poco más de un cuarto de segundo. Aparecen también “pedagogía crítica” –que no es a lo que me refiero- y “ciudadanía crítica”, esto último quizá tenga más que ver con lo que pretendo cuestionar.

¿Qué es una ciudadanía crítica?

Entendido desde el punto de vista de la Pedagogía Crítica, la meta ideal de toda educación es crear una ciudadanía crítica para –se nos dice- cambiar la sociedad. Diera la sensación de que, desde esta óptica, el objetivo fuera cuestionar todo lo establecido. Así pues, no hay certezas, y todo lo existente debe ser no solo sometido a juicio –lo que está bien- sino erradicado. No puede ser otra la conclusión si el resultado –cambiar la sociedad- ha sido establecido de antemano.

La crítica no debe ser incuestionable

Si de verdad el fin último es cambiar a sociedad, dicho objetivo, desde la honestidad intelectual, debe ser también cuestionado. No vale con ser crítico sin más, porque de lo contrario, establecidas las conclusiones pertinentes tras la crítica, y llegando a la certeza correspondiente, deberíamos empezar de nuevo el ciclo del sometimiento a la crítica, lo que nos llevaría a dar círculos de manera constante. Así pues, mi conclusión no puede ser otra que la de que la certeza existe, si bien, no pueden existir las certezas compartidas, porque para llegar a una certeza, se requiere de un largo periodo de estudio, descubrimiento, introspección, y autocrítica. El estudio y la experiencia nos llevan a descubrir, los descubrimientos los digerimos en silencio y los cotejamos con lo conocido hasta ese momento de nuestras vidas, y finalmente –y esto es lo más complicado- sometemos nuestro conocimiento –ahora si- a la crítica.

La imposibilidad de la crítica compartida

Si finalmente, tan solo podemos ser críticos de manera individual, será preciso levantar acta de nuestra propia impotencia a la hora de conseguir que nuestros alumnos sean críticos. Todo lo más que podemos hacer es escuchar sus conclusiones y formularles preguntas para que sean ellos quienes establezcan sus certezas, confirmen o desmientan lo aprendido hasta ahora no sólo en la escuela, sino en sus experiencias diarias con familiares y amigos, es decir, en su mundo más próximo, para que sean ellos mismos, con la suficiente experiencia, quienes se formules preguntas a ellos mismos algún día.
Cualquier maestro que establezca conclusiones previas a las que llegar está estableciendo no una crítica, sino un dogma. Es decir, cambiar la sociedad es cuestionable, porque lo que entendemos por “sociedad” no es más que la única manera de ver como miles de seres humanos han sometido a crítica lo establecido, conservando lo que creían bueno tras someterlo también a crítica –es por esto por lo que abolimos la esclavitud o las mujeres pueden votar- y por tanto, mejorando a sociedad. Cuestionarlo todo por cuestionarlo no nos lleva a ningún lado y se ha de ser crítico con lo que cuestionamos, pues lo que vivimos y aprendemos nos hace cambiar nuestro punto de vista. Tal vez en veinte años ni yo mismo esté de acuerdo con lo que escribo hoy, por tanto, en este largo camino que nos conduce a la verdad –la nuestra- individual, será buena compañera de camino la humildad. 

La lógica huida del relativismo

Esta crítica como fin en sí mismo, y no como medio para descubrir la verdad –aunque sea la nuestra- nos lleva sin remedio a lo que se ha venido a llamar “relativismo”, es decir, a dudar de todo y, lógicamente, al no poder establecer certezas ni verdades, llegar a la conclusión de que “todo es relativo”. Sin embargo, tal conclusión nos llevaría a dudar de los mismos contenidos que enseñamos en nuestras escuelas, ya que, al no existir certezas, ¿cómo podemos estar seguros de que lo que transmitimos no es una mera opinión compartida por muchos y, por tanto, estamos adoctrinando a nuestros alumnos? La lógica respuesta a estas cuestiones pasa por tener en cuenta de que el “todo es relativo” se nos está enunciando como una verdad incuestionable y absoluta, por lo que si la premisa es cierta, el “todo es relativo” es también relativo, y es necesario cuestionarlo.  
Sólo podemos concretar que no hay verdades compartidas, pero si verdades que se aproximan unas a otras. Nos movemos en un dial que se mueve entre la duda y la certeza casi a diario incluso sobre nuestra propia vida. Nuestra misión no puede ser crear individuos críticos, puesto que no sabemos si la persona que transmite ese “espíritu crítico” es suficientemente crítico consigo mismo o no. Solamente es crítico alguien que ha sido capaz de criticar sus propias críticas, y eso no se puede enseñar, tan sólo podemos mostrarlo con nuestra actitud frente a la vida. Por el contrario, creo que nuestra misión debe ser la de generar la duda en el alumno con el fin de que sea la madre de su futuro conocimiento.


FRANCISCO VIANA