La hiperpaternidad es un fenómeno tan de nuestros días como
la alglosajonización de nuestra lengua poniendo a la tecnología como excusa
(Smartphone, tweet…). Antes de entrar a definirlo hay que decir que hace falta
que se hable de ello para que se sea consciente de lo que está pasando y del
daño que podemos causar a los niños.
En el libro que reseño hoy, se nos pone ante un fresco
preocupante a través de una mirada periodística. Es un libro fundamentalmente
para los padres, pero yo lo considero muy útil para que el profesional de la
educación que trata diariamente con los padres y sus miedos (después de leerlo
diré que el miedo es la causa de la hiperpaternidad).
La hiperpaternidad es el fenómeno por el cual no dejamos que
nuestros hijos arriesguen, jueguen libremente, se organicen, elijan, se
equivoquen, suspendan o se pongan malos. Es algo que pretende controlar -por miedo- la vida del niño desde que se
acuesta hasta que se levanta, a veces mediante una hiperexigencia que consiste
en llenar las agendas con actividades extraescolares –siempre mejor que bajar a
la insegura calle a jugar al fútbol- o haciendo los deberes por ellos, otras
veces organizándolos incluso el tiempo de ocio o tratando de elegir a sus
amigos por ellos. Bien, todo esto son sólo ejemplos. Por simplificar, mediante
la hiperpaternidad, provocamos que toda nuestra vida orbite alrededor del niño.
Algo abrumador y destructivo para ellos.
La periodista –y madre- Eva Millet pone de manifiesto las
consecuencias de este modelo de paternidad –si es que existen modelos de
paternidad- consistentes en la obtención de niños inseguros cuando lo que se
pretendía enseñar a los mismos era que nos miraran a nosotros cómo nos hacíamos
cargo de sus responsabilidades sin equivocarnos. Y es que aquí debemos
subrayar, y nunca lo haremos lo suficiente, que aprendemos a no equivocarnos
equivocándonos nosotros, no viendo cómo otros no se equivocan. Nos gustaría que
nuestros hijos no pasaran las vicisitudes que nosotros tuvimos que pasar para
aprender, pero la providencia ha querido que aprendamos a martillazos. Por
tanto el único mensaje que enviamos a nuestros hijos cuando nos hacemos cargo
de sus responsabilidades (organizar su mochila, hacer sus deberes u
organizarles hasta al último minuto de su tiempo) es que ellos lo hacen peor
que nosotros. Y digo más, no es necesario ir muy lejos para entender que no
siempre podremos estar a su lado ara protegerles, por tanto la hora de tomar
decisiones llegará tarde o temprano. Lo que debemos preguntarnos es si queremos
un adulto inseguro o alguien capaz de tomar decisiones y de asumir
consecuencias cuando las decisiones que se toman sean errónea (lo siento pero
se aprende así).
Recomendaría este breve libro de Eva Millet especialmente
para hacer una pausa y observar nuestros miedos parándonos en nuestra agitación
diaria en este –dicen- incierto mundo, aunque la manera de criar hijos sanos y
adultos responsables siempre ha sido la misma.
HIPERPATERNIDAD
Eva Millet
Plataforma Actual (2016)
165 Páginas
HIPERPATERNIDAD
Eva Millet
Plataforma Actual (2016)
165 Páginas