domingo, 15 de mayo de 2016

El teléfono móvil o «tonto» vuelve a estar de moda (ABC)

Los beneficios de la tecnología son indudables, pero hay que usarla con cabeza y moderación. Para los que venimos pensando desde hace tiempo que los niños en particular están saturados de tecnología, esta es una buena noticia. Al menos hay una capa de población lo suficientemente significativa que "toma conciencia". Lee la noticia aquí La misma noticia pero más completa y en inglés en la web de la BBC aquí.

sábado, 7 de mayo de 2016

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO (Mario Vargas Llosa)


Me recuerdo allá por el año 2007 viendo la película de La Reina, protagonizada por Hellen Mirren, como buen fan de la cultura british, cuando una de las escenas me hizo pensar en el camino que las sociedades occidentales en general han tomado. Me explico.
Pasada ligeramente la primera hora de película, el asesor de Tony Blair (recuerdo que la película trata de los días posteriores a la muerte de Diana de Gales) muestra una portada de un periódico demoledora contra la Reina: Show us you care (muéstrenos que le importa). En aquellos días, en los que la popularidad (maldita palabra) de la familia real al completo decaía a marchas forzadas, lo que le gente quería ver era alguna lágrima de la Reina o alguna señal de que les importaba la muerte de Lady Di, cosa altamente probable aunque sólo sea porque sus nietos se quedaron sin madre. Pero vivimos en la sociedad del espectáculo, donde al personaje público (si, así lo llaman) se le piden grandes alharacas y gestos, y donde el recogimiento o el respeto priman a la baja. Lo que entenderíamos con cualquier amigo o familiar cercano,  no lo pasamos con los personajes populares. Y cómo no iba a existir gente dispuesta a pagar el peaje, es decir, gente “popular” dispuesta a conectar con “el pueblo” mostrando todas las vergüenzas y orgullos mientras la plebe aplaude con as orejas a la vez que rellena el tiempo de ocio. Esto es, precisamente la sociedad del espectáculo. Prohibido aburrirse. Nada mejor que irse a la cama pensando que en nuestro ocio hemos disfrutado, a costa de quién sea y de lo que sea mientras nos creemos mejor que los demás, más legitimados y más informados, aunque no lleguemos ni a rozar lo que es ser una persona culta, informada, respetuosa, prudente o humilde.

Este ensayo de Vargas Llosa salió a la venta hace ya cuatro años (2012), y trata el tema transversalmente a través de la religión, la política, el erotismo, la cultura o la sociedad occidental. Dentro de todo ello, claro está, entra un pilar fundamental de Occidente: La educación. En cuanto a esta última, el mayor error ha sido vaciarla de contenidos y saturarla de “innovaciones” o tecnificarla, olvidando nuestra tradición cultural y fomentando la igualdad por abajo. Pero ese será tema de otro artículo próximamente.

Si bien la civilización del espectáculo llega a todos los rincones, hay matices, aunque como mínimo común denominador podríamos decir que las consecuencias de este clima generalizado de apariencia y efectismo son la pérdida de referentes y la frivolización de temas muy serios. Así, a la vez que Occidente se avergüenza de su pasado en nombre de una multicuturalidad mal entendida, aquello que denominábamos cultura ya no existe como tal en nombre de su “democratización”, pues no todo el mundo va a leer a Tolstoi, Zola o Hemingway. Basta con buscar en  ese ungüento amarillo que es Internet alguna monografía o reseña y nos tomamos un chupito rápido. Ya somos más cultos que ayer pero menos que mañana. Frivolizamos también con la religión, o mejor dicho, con las creencias religiosas de las personas ignorando la parte espiritual necesaria vivida o no como catolicismo, judaísmo o el Islam, por citar sólo los monoteísmos. De erotísmo, no hace falta decir mucho, porque lo que prima es enseñar más que insinuar, de lo contrario no hay espectáculo. Y de la política mejor ni hablo porque ahí tenemos los partidos que tenemos en España, no siendo mucho mejores los casos de otros países. Sí que señalo que lo de halagar las vanidades del elector es condición sine qua non para triunfar, pero como veníamos diciendo, no alcanzan los números para contar a los voluntarios. Y es que, para algunos, dar espectáculo es un modo de vida.

El ensayo de Vargas Llosa nos deja para irnos a la cama y tomarnos algo contra el dolor de cabeza proveniente de tanto drama, pero qué le vamos a hacer, la vida es dura. De hecho, es terrible. Por lo demás, cada pequeño ensayo viene acompañado de un artículo pretérito escrito en El País, de los que se disfruta como corresponde al estilo de todo un Premio Nobel de literatura. Un libro de esos que te sitúan aunque creas que te encuentres en mitad del océano. Merece la pena.

LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO
Mario Vargas Llosa
Alfaguara (2012)
227 Páginas.