jueves, 31 de marzo de 2016

APRENDER NO SIEMPRE ES PLACENTERO, PERO PUEDE LLEVARNOS A CAMINOS NUNCA ANTES IMAGINADOS.



Tenía en mente esta inolvidable escena de Karate Kid (1984) en la que el protagonista Daniel Larusso renuncia a ser enseñado por su sensei (el incónico Señor Miyagi) al no ver utilidad inmediata (otra vez la tiranía de resultado inmediato o cortoplacista) alguna en ninguna de sus "lecciones". Al poner estos conocimientos en practica es cuando se produce la magia y la comprensión profunda lo que lleva al discípulo a una motivación mayor si cabe para aprender, amen de verse reforzado el vínculo maestro-discípulo con una -a partir de aquí ya incuestionabe- confianza ciega mutua. No hay más que ver cómo se marcha Daniel "haciendo los deberes" camino de su casa. Lamento no haberlo podido encontrar en español pero la escena no tiene precio.